No es la vida, la que tiene aliciente, es el sentido que nosotros le damos a la vida, la que consigue el aliciente, si ese sentido no llega a satisfacer las legítimas ansias que encierra todo corazón humano, la vida no alcanza a ser razón suficiente de nuestro existir.
En ese caso, cuando la vida no tiene un sentido hondo y orientador, cuando no se ve el porque de la propia vida, cuando nuestras acciones no trascienden el momento presente que, por ser presente, es fugaz; cuando a ese momento fugaz no se le da una perspectiva hacia el mas allá, tiene lugar lo que afirma nuestro folklore cuando dice: “PARA VIVIR COMO VIVO, MEJOR NO MORIR DE VIEJO”.
No es pues ni la juventud, ni la salud, ni el dinero lo que puede ser una razón suficiente de nuestro existir, es más bien el sentido que le damos a nuestras acciones y a la vida en general y dentro del ámbito de ese sentido, la proyección esperanzada hacia un futuro promisorio.
Queridos abuelos, busquemos constantemente razones y sentidos para seguir existiendo, con esperanzas y alegrías!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario